Cansada

Cansada. De que me infravaloren, de que me engañen, de que mi trabajo valga menos que el de otros, de no ser suficiente, de que insulten mi inteligencia y de negarla, incluso de no aprovecharla, de tragarme las palabras, de llegar a casa y hablar a través de la pantalla del ordenador, del sometimiento gregario, del absurdo existencial, del cuestionamiento permanente, de avergonzarme por sentir, de vivir a través de otros, de pensar tartamudeando y hablar sin pensar, de mi torpeza social, del regusto amargo de buscar algo desesperadamente y nunca encontrarlo...

Corazón 2.0

Fue todo una relación de causalidad. Primero el diálogo de una película:

—Hay dos tipos de personas, las que ponen la cara y las que ponen el culo.

—Yo pongo el corazón.

Más tarde, whatsappeando con el Corazón y en plena crisis artística, recordé que era una de las personas responsables de que haya vuelto a dibujar (y no me refiero al cómic) y, además, confío en su criterio y sinceridad a la hora de juzgar mis dibujos, así que creo que era justo dedicarle uno.

Y un saludo para la mamá del corazón (yo también veo corazones por todas partes xD).

Monopensante

Vamos, que no os recomiendo que utilicéis la frase «un penique por tus pensamientos» con una neurona...

Pienso, luego me rallo

Soy una neurona, mi función es pensar, aunque a veces me excedo en mis funciones. No sólo pienso, sino que repienso y vuelvo a pensar hasta el agotamiento neuronal. Así que cuando pienso (ya lo estoy haciendo otra vez) en dejar la mente en blanco, sólo consigo pensar en #FFFFFF (blanco hexadecimal), blanco roto (vaya nombre para un tono de blanco), paredes (blancas, claro), en horchata, anuncios de detergente... Incluso pienso en colores, como los primarios o los complementarios (Any, el rojo y el verde son colores complementarios, ¡cabezona!). Así que después de todo esto y más, es cuando esta neurona se pasa al lado oscuro...